Su argumento era que yo atraería más clientes y mantendría a dichos clientes satisfechos si ellos pudieran llamarme sin que les costara dinero.
“Pero, pregunté, ¿No es ese servicio muy costoso?
“No, Bill, el costo es sorprendentemente razonable, y habrá valido la pena la inversión, puesto que incrementarás tu base de clientes.”
Siguiendo este consejo, adquirí un número 800 y lo di a conocer en mi papelería, en mi sitio web, en mi tarjeta de presentación y en la firma de los correos electrónicos.
Durante una década, mencioné ese número telefónico cuando dejaba un mensaje de voz a un contacto que no se encontraba en mi ciudad cuando éste había llamado y no me había encontrado.
Hace no mucho tiempo, comencé a reconsiderar acerca de si mi línea gratuita estaba ganando dinero para mí.
Hablando sobre el tema con un colega que también es conferencista profesional, me sorprendió cuando me dijo lo siguiente: “La gente que desea que tengas una línea gratuita, de tal manera que puedan ahorrase US$3 o US4 cuando te llamen, es muy probable que no estén dispuestos a pagar los honorarios profesionales que tu experiencia amerita.
Si ellos piensan que no vales el costo de la llamada, ¿Cómo se puede esperar que ellos cambien su forma de pensar e inviertan en tus servicios?
Su idea me impactó. Al mismo tiempo, su lógica parecía tener sentido.
Durante los meses siguientes hice un seguimiento al recibo del teléfono para ver quienes estaban empleando la línea 800 para contactarme.
La respuesta fue: Principalmente amigos y conocidos.
Para empeorar las cosas, una compañía sobre la cual jamás había escuchado escribió mi número en su papelería como su línea de atención al cliente.
Invertí mucho tiempo asegurándole a quienes llamaban que yo nada tenía que ver con esa empresa.
También, según deduje, en la era en donde muchas de las llamadas son originadas utilizando teléfonos celulares, los ahorros que prometen las líneas 800 son más que obsoletos.
Para la mayoría de los proveedores, los minutos de una llamada hecha con un teléfono celular son minutos de llamada por celular, punto.
En ese momento recordé mis veintitrés años anteriores como administrador.
Como todo gerente, recibía muchas llamadas de vendedores que querían hablar conmigo acerca de sus productos o servicios.
¿Cómo decidía cuales llamadas responder cuando el nombre me era totalmente desconocido?
Era simple – Descartaba las llamadas de los extraños que dejaban líneas gratuitas.
Yo estaba en función de lograr ventas y el tener mi tiempo ocupado en aquellas llamadas no era una inversión del tiempo sabia.
Cuando recordé aquello, me pregunté cuantas personas habrían filtrado mis llamadas de igual manera desde 1996 debido al prefijo 800.
Sin embargo, no quise confiar únicamente en mi intuición.
De tal manera que hice una encuesta entre veinticinco conferencistas profesionales con los que tenía contacto en mi estado y en asociaciones nacionales.
En mi encuesta incluí los conferencistas que vendían más libros, los de mayores honorarios, los de agendas más ocupadas y con excelentes reputaciones.
A algunos de ellos los contacté por email, mientras que otros simplemente eché un vistazo a sus páginas web.
Los resultados fueron sorprendentes.
De veinticinco conferencistas profesionales, solo ocho tienen una línea gratuita.
Los otros diecisiete están prosperando muy bien con líneas de teléfono comunes.
El indicador más importante: Un conferencista profesional que cobra unos honorarios de US$20,000 publica el teléfono de su oficina y de su número celular, pero ninguna línea gratuita.
De tal manera que realicé el siguiente paso obvio.
Llamé a la compañía de teléfonos y cancelé mi línea gratuita.
E igualmente notifiqué a mis amigos y conocidos que habían estado utilizando el número que este iba a ser desactivado.
El profesional que maneja mi página web eliminó el número de dichas páginas y también de “las páginas de aterrizaje” conectadas a Google.
Igualmente eliminé dicho número de mi firma en los correos electrónicos.
¿Me afectó que el número gratuito aún estuviera en mi tarjeta de presentación y en mi papelería?
Realmente no lo suficiente como para solicitar una nueva emisión de las mismas.
Eventualmente estas se irán gastando.
Mientras tanto, según lo he aprendido, no estaré perdiendo más prospectos de alto nivel.
Le recomiendo evaluar si mis hallazgos coinciden con su nicho de mercado.
Si su línea gratuita es empleada mayormente por amigos, conocidos o vendedores que desean que usted invierta el dinero de la llamada en ellos, es hora de cambiarse a una línea telefónica tradicional.
Usted ahorrará dinero anualmente y más importante aún, usted atraerá el tipo de prospectos con los cuales usted desea hacer negocios.
Artículo traducido y publicado con autorización expresa del autor
Artículo traducido en español exclusivamente para EmpresarioVirtual.com por Monica Yaneth Loeb Willes
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