Entre los consejos que compartiré acerca del pánico escénico, este podría ser el de más ayuda: Realice la elección correcta.
Como usted podrá apreciar, los oradores tienen tres alternativas cuando ellos se disponen a hablar.
Primera opción: Ellos se enfocan enteramente en ellos mismos.
Su diálogo consigo mismo sería algo como esto:
- “¿Qué tal que no les caiga bien?”
- “¿Me he vestido correctamente, o este traje es muy informal?”
- “Algunas veces tartamudeo cuando me emociono. Eso podría pasarme ahora mismo.”
- “¿Están poniendo atención, o parecen ellos distraídos?”
Cada error se magnifica en su importancia. Nos hemos quedado tan atrapados en el desempeño que olvidamos que es lo que realmente queremos lograr.
La “Parálisis debida a análisis” nos convierte en recitadores robóticos, no en oradores.
La segunda opción del orador: Enfocarse en la audiencia
Para comenzar, cambie su opinión acerca de las audiencias. Muy frecuentemente se piensa en una audiencia como un cuarto lleno de críticos, prestos a analizar cada palabra y cada gesto que hagamos.
Sin embargo, en la realidad, la inmensa mayoría de espectadores no son críticos — ellos son sus admiradores.
Ellos desean que usted triunfe. Ellos están felices que sea usted quien está allá realizando la presentación y no ellos.
Por experiencia propia, ellos saben que tan incómodo se vuelve el entorno para todos los involucrados si un orador se equivoca.
Identifique los asistentes más receptivos tan pronto como usted pueda. Ellos son fáciles de encontrar. Ellos están atentos, usualmente se les ve una sonrisa y están físicamente alertas.
Su soporte de comunicación no verbal elevará su confianza.
Obsérvelos frecuentemente para tomar fuerzas de su retroalimentación.
Involucre a su audiencia siempre que le sea posible. Las audiencias de hoy en día no desean ser pasivas.
Aún en mis discursos en convenciones, le pido a los asistentes darles la mano, levantar las manos, pararse o hacer pequeñas tareas como ayudantes.
Su tercera opción: Enfóquese en el mensaje.
¿No ha usted notado que cuando usted está genuinamente involucrado con su mensaje, cuando usted está determinado a persuadir a otros acerca de su convicción, ese discurso cambia de ser un deber a ser un privilegio?
Su creatividad se incrementa, y usted deslumbra con combinaciones de palabras atrayentes que usted no ha planeado. Su adrenalina fluye, y usted se encuentra entusiasmado en la plataforma.
Usted no se preocupa acerca de la impresión que está causando. Sin embargo, increíblemente, usted se torna más impactante que nunca.
Ahora bien, ¿cuál de estas opciones ha elegido usted cuando se encuentra frente a una audiencia? Si usted ha elegido la primera opción, usted se ha hecho a si mismo altamente susceptible al pánico escénico.
De otro lado, cuando usted se enfoca en su audiencia (como un grupo amigable y receptivo de individuos que desea verle triunfar) y su mensaje (con la convicción más profunda de que usted difícilmente puede esperar más antes de compartirla con otras personas), usted se va a sentir competente, confiado y comprometido.
Es entonces cuando hablar se convierte en excitante y productivo.
Artículo traducido y publicado con autorización expresa del autor
Artículo traducido en español exclusivamente para VentasFaciles.com por Monica Yaneth Loeb Willes
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