Ella mencionó un restaurante que se encontraba no muy lejos yendo en taxi.
“Le va a gustar la comida y el entorno. Es uno de los lugares más nuevos de los alrededores. Conozco el dueño y usted obtendrá un servicio muy personalizado.”
Siguiendo su consejo, fuimos allá a cenar. La construcción era atractiva, con una vista completa del océano.
La comida de mar estaba deliciosa, y los precios eran moderados.
Sin embargo, decidimos – muy rápidamente — que no regresaríamos a ese restaurante cuando volviéramos a esa ciudad.
¿Por qué? Debido a que las actitudes que encontramos arruinaron nuestra la velada.
Mientras tomaba nuestro pedido, el mesero comentó: “He trabajado aquí durante algunos meses.
Al principio, el negocio estaba bien.
Luego, después de que la novedad pasó, las reservaciones declinaron drásticamente.
Ahora, tengo suerte si consigo unos cuantos dólares por noche en propinas.”
Recogiendo sus hombros, y con una mirada triste, nos dijo, “Imagino que deberé buscar trabajo en otra parte.”
Cuando nuestra comida llegó, lo hizo también la administradora.
Su saludo fue cordial, y le preguntamos cómo comenzó el negocio. “Bien”, contestó ella,” tenemos un restaurante similar en Miami en donde nos va bastante bien, por eso pensamos que el mismo concepto iba a funcionar aquí.”
“¿Así que usted viene de Florida?” preguntamos.
“ Es correcto,” dijo ella.”Pero no sé que tanto voy a permanecer aquí. Este restaurante podría no lograrlo.”
Echamos un vistazo alrededor.
Nada más había otras dos mesas ocupadas, y sólo tres personas sentadas en el bar.
El único ruido notable provenía de una banda de su vocalista, cuya voz resonaba en el cuarto casi desocupado.
La administradora se fue.
“No me sorprende la poca cantidad de personas,” anotó mi esposa. “¿Quien desea regresar a escuchar sus malas noticias?”
Estuve de acuerdo.
Sí, ellos incluso casi acabaron con nuestro espíritu de celebrar.
Ellos comprendieron erróneamente su propósito.
Comer afuera significa olvidarse de sus problemas – y no escuchar los de nadie más.
Las palabras triunfadoras del mesero pudieran haber incluido esas observaciones.: “somos un negocio nuevo, pero las personas de esta comunidad nos han notado. Hemos escuchado cosas buenas acerca nuestro servicio y de la variedad del menú.”
La administradora también debió expresarnos esperanza: “Han visto alguna vez alguna vista del mar tan espléndida?”
Observen aquellos condominios en la distancia.
Ya tenemos clientes de allí. Y estamos orgullosos de nuestro chef, quien recibe muchos halagos.
Cuando regrese por motivo de viaje, es posible llamar por adelantado para realizar las reservaciones.”
Si hubiéramos tenido una retroalimentación tan positive, no hubiéramos prestado atención a la poca asistencia, pues reconocemos que aún nuestros restaurantes favoritos en casa tienen descensos ocasionales.
Por el contrario, cuando nos disponíamos a partir escuchamos que la administradora nos decía: “¿Desean quedarse y tomar una bebida?”
Nosotros declinamos, moviéndonos hacia la zona de taxis. “ Tal vez en una próxima ocasión,” ofrecí, conociendo que no habría tal próxima vez.
¿La elección? Clara y simple – cuando su negocio esté en problemas (y casi a todos los negocios les pasa periódicamente) guárdese sus dudas para usted.
Recuerde, los estados de ánimo son tan contagiosos como las enfermedades… así como debilitantes cuando su estado de ánimo depresivos.
Vea el lado positivo. Sin ser engañoso, usted puede encontrar signos alentadores, y compartirlos con los clientes y con futuros prospectos.
Su confianza al hacerse evidente va a inspirar a sus clientes regulares y atraerá clientes nuevos.
Hace 25 años escuché un eslogan que calza perfectamente en esta ocasión: “Nadie desea conducir un coche fúnebre, pero todos desean saltar al vagón de la banda musical.”
Artículo traducido y publicado con autorización expresa del autor
Artículo traducido en español exclusivamente para EmpresarioVirtual.com por Monica Yaneth Loeb Willes
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